lunes, 23 de junio de 2014

El tiempo da la razón





El periplo de España por Brasil 2014 se terminó convirtiendo en un papelón histórico. Con un juego nulo, opaco, sin profundidad, plagado de errores y falto de ganas, la selección española fue humillada por Holanda 5 a 1 y por Chile 2 a 0 y se despidió de la Copa del Mundo cuando ni siquiera había disputado los tres partidos de la fase de grupo. La victoria ante Australia, por más abultada que fuere, no cambiaba nada; las papas ya se habían quemado.

La prensa española y los opinólogos de bar, fiel al estilo amarillista de los medios ibéricos, buscan en una caza de brujas quién es el máximo responsable de esta temprana eliminación de su país; que si Del Bosque, que si Diego Costa, que si Casillas, que si Iniesta, que si Fabregas, y aunque usted no lo crea, un nombre muy visto en las redes sociales y en portales importantes de internet es el de Martino. Sí, el argentino, el Tata. Aunque a muchos kilómetros esté él de la concentración española, muchos dicen que por su culpa los jugadores del Barcelona no rindieron como venían rindiendo en las pasadas competiciones, y que el arruinar al Barça arruinó a la larga a la selección.

Cuando se habla de una “sorpresiva eliminación” hay que tener en cuenta que esto no fue un bajón sorpresa de los miembros del equipo, en su mayoría provenientes del Barcelona. De ésto se agarra el diario As, por ejemplo, compartida su opinión con el diario Marca entre otros, sobre que este fin de ciclo de La Roja es mera culpa del fin de ciclo del Barcelona.

Ciego es el que no quiere ver,  y acá hay dos grandes realidades que se intentan esquivar. Una es que la selección si bien estaba conformada en gran parte por jugadores del equipo catalán, los puntos más flojos en campo fueron a priori el arquero y el volante del Real Madrid (Iker Casillas y Xabi Alonso), y el delantero del Atlético (Diego Costa). Partiendo desde esa base resulta cuanto menos una lavada de manos que se estigmatice sólo a los hombres del Barça y no a los de Madrid, pese a que es algo a los que nos tienen acostumbrados tanto medios madridistas como catalanes. Algo que ambos comparten en sus notas es que se finalizó un ciclo, y en esa bolsa es donde meten también al Tata, como si de él fuera la culpa de que Busquets no vea la pelota ni con un cartel luminoso, que Jordi Alba o Pedro no generen ni una acción de riesgo, que Xavi esté más lento que el 145 a las cinco de la tarde o que Iniesta aparezca en el partido acorde a los tiempos del cometa Halley.

Mucho se lo crítico a Gerardo Martino en su paso por el club culé, sin percatarse los españoles de que el principal motivo por el cual el equipo ya no rendía como antes no fue por el técnico, sino por sus
jugadores. Martino fue el primero en mandar al banco a Xavi Hernández y Andrés Iniesta, y Del Bosque tranquilamente pudo hacer lo mismo en esta Copa del Mundo.

Quizás sea que les cuesta reconocer que esos tipos que tanta gloria les hicieron sentir en estos últimos seis años sean los responsables de hacerles pasar tanta vergüenza ahora; como si se tratara por ejemplo de una familia en la que prefieren aceptar que la culpa de que hayan roto aquel jarrón que era tan querido por la madre sea del gatito nuevo que trajeron y no del perro viejo que tuvieron siempre, aunque las huellas sean de él.

Suficiente muestra de esto es que ya desde la última etapa de Pep Guardiola y el ciclo de Tito Vilanova el Barcelona sufría un bajón importante en su rendimiento, el cual derivó en la eliminación 8-0 ante el Bayern en Champions League. Los ídolos que tantas alegrías les dieron a uno de los equipos más exitosos de la historia del fútbol son humanos, y como humanos se van poniendo viejos, y la edad les pesa. Iniesta, Xavi, Puyol, por nombrar sólo a los españoles, son tipos que lo ganaron todo, que en su momento fueron de los mejores jugadores del mundo, pero que su tren ya les pasó. Uno no puede pretender que estos jugadores sean los abanderados por siempre, ni de su club ni de la selección, y hay que saber darse cuenta cuando algo no va más (Puyol, por ejemplo, se dio cuenta). Por ello la culpa del bajón del Barcelona no fue de Martino, por eso también la culpa del bajón de España no es de Del Bosque, la culpa fue de quienes no saben que en el fútbol hay que renovarse.

El Tata en Barcelona contaba con un plantel corto, el cual salvo por dos o tres jugadores juntaba rutilantes figuras de antaño como las antes nombradas, tipos sin la calidad suficiente, y juveniles que no cuentan aún con un nivel apto para la exigencia de semejante club. No se le permitió reforzar como él quiso la plantilla, y los platos se pagaron. Así el tiempo le dio la razón, y la Roja ahora lo reforzó más. Vicente Del Bosque  mantuvo en su plantel a más jugadores en las últimas, además de los anteriormente mencionados, como lo son Iker Casillas y Xabi Alonso, mitad por ceguera y mitad por presión. Presión de los medios, presión de los directivos, presión de los hinchas. Presión que a veces ni siquiera hace falta que sea expresada para sentirla.

No se complementaron bien entre ninguno de ellos y los que se sumaron del Atlético Madrid y demás clubes no estuvieron tampoco a la altura de las expectativas, pero la estrategia de España fue la misma de siempre. Fue la misma que les hizo ganar el Mundial de Sudáfrica 2010, y las Eurocopas de 2008 y 2012. El planteo fue el mismo, y el problema es que los nombres también. En esa máquina que fue el Barcelona y en esta que fue España, así como en la tecnología, la competencia tarde o temprano te agarra la mano, y si no te renovás, no servís.

Santiago Fraga (@santifr_ar)

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